Jugar con tu perro parece algo simple… hasta que descubres que podrías estar reforzando sin querer comportamientos agresivos, causándole estrés o incluso aumentando el riesgo de lesiones. El juego es más que entretenimiento: es una herramienta para educar, fortalecer el vínculo y mejorar la salud física y emocional de tu mascota. Pero como toda herramienta, debe usarse bien.

A continuación, te mostramos los errores comunes al jugar con tu perro y cómo evitarlos para tener momentos seguros, divertidos y positivos.
1. Dejar que muerda tus manos “porque está chiquito”
Uno de los errores más frecuentes es permitir que los cachorros jueguen mordiendo manos o pies. Aunque parezca inofensivo, esto refuerza la idea de que morder está bien, y puede derivar en problemas de agresividad o falta de autocontrol en la edad adulta.
¿Qué hacer?
Usa juguetes adecuados para canalizar esa energía. Elige mordedores seguros, cuerdas o pelotas y prémialo cuando juegue de forma correcta.
2. Ignorar su lenguaje corporal
Muchos perros no disfrutan de todos los juegos y forzarlos genera estrés, ansiedad o reactividad. Si tu perro bosteza, gira la cabeza, se lame el hocico constantemente o se aleja, está pidiendo una pausa.
¿Qué hacer?
Aprende a identificar signos de incomodidad. El juego debe ser voluntario y placentero para ambos.
3. Jugar justo después de comer
Este error parece inofensivo, pero en perros medianos o grandes, el juego activo tras la comida provoca distensión abdominal o torsión gástrica, una emergencia médica muy grave.
¿Qué hacer?
Dale al menos 1 hora de descanso después de comer antes de jugar o hacer ejercicio.
4. No variar los juegos (aburrimiento garantizado)
Jugar siempre a lo mismo —como lanzar la pelota— puede volverse predecible. Además, el exceso de estimulación física sin estimulación mental deja a tu perro hiperactivo o insatisfecho.
¿Qué hacer?
Alterna juegos físicos con actividades que lo hagan pensar: búsqueda de premios, juguetes interactivos o ejercicios de olfato.

5. Reforzar sin querer conductas negativas
A veces, sin notarlo, reforzamos comportamientos no deseados, como ladrar para que le lances la pelota, saltar sobre las personas o romper juguetes.
¿Qué hacer?
Usa el juego para reforzar obediencia. Introduce comandos como “suelta”, “espera” o “ven” durante las sesiones lúdicas.
6. No adaptar el juego a su edad o condición física
Un cachorro de alta energía no necesita lo mismo que un perro senior o con artrosis. Exigir demasiado causa dolor, frustración o lesiones articulares.
¿Qué hacer?
Ajusta la intensidad del juego según la etapa de vida, raza y condición médica de tu mascota. Si tienes dudas, consulta a tu veterinario.
7. Jugar con juguetes inseguros o rotos
Los juguetes rotos, de plástico frágil o con piezas pequeñas representan un riesgo de asfixia o lesiones dentales.
¿Qué hacer?
Elige productos diseñados específicamente para perros, revisa su estado con frecuencia y reemplaza cualquier juguete dañado.

Cuando juegas con tu perro, no solo lo haces feliz: estás educando, estimulando su mente y fortaleciendo la conexión entre ustedes. Pero para que sea realmente beneficioso, debe hacerse con conciencia.
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